Los caminos del oeste

La legislación española del período colonial era previsora en lo que se refería a caminos, ya que determinaba la necesidad de trazarlos entre los pueblos que se creasen.

El trazado de caminos será el resultado del tránsito diario, como asimismo, las variaciones que resulten de sortear las irregularidades del terreno, inundaciones, etc.

La zona oeste comprendía, desde los tiempos del virreinato, las tierras ubicadas en la extensión formada por los ríos llamados de la Matanza y Las Conchas (actual río Reconquista) y, por otro lado, el oeste de la antigua ciudad de Buenos Aires (hoy barrio de Caballito) y las orillas del río Salado.

Estos territorios denominados pagos tenían límites poco precisos y poseían, por lo general, como centro un curso de agua de cierta importancia.

Las costas de los ríos eran el lugar más propicio para el desarrollo de los asentamientos rurales. Así se fueron formando el pago de La Matanza en la prolongación del Riachuelo de los Navíos; el de Las Conchas, sobre la cuenca del río del mismo nombre; el de Luján y tantos otros.

La denominación oeste hasta la actualidad está originada en la ubicación de esta zona respecto a la ciudad de Buenos Aires y la vastedad de su extensión estaba sólo limitada por los espacios de frontera en tiempos de la colonia.

Con el paso del tiempo, el poblamiento y fundación de parroquias permitirá que algunas localidades como San Salvador de los Lobos en 1804 y San José de Flores en 1806 se separen de la jurisdicción de Morón, conformando una nueva fisonomía en la zona oeste.

El territorio que comprende el distrito de Morón es atravesado con dirección oeste-este por dos cauces fluviales significativos: el río Reconquista y el arroyo Morón, que desemboca en su margen derecho.

Varios caminos oficiales y vecinales recorrían la zona y su utilización e importancia estaba condicionada por los cauces de los ríos mencionados.

Desde el siglo XVII, los caminos reales conducían de Buenos Aires a los reinos de Chile y Perú, como también al norte y litoral del virreinato del Río de la Plata.

Morón era la primera posta en el camino, de parada obligada, que unía al centro y puerto del virreinato con el resto de las colonias españolas.

Testimonia Calixto Bustamante o Concolorcorvo en El Lazarillo de Ciegos Caminantes publicado por primera vez en 1773, que se arribaba a la Villa de Luján por dos rutas, de 14 y 18 leguas respectivamente. Una de ellas pasaba por la Capilla de Merlo y luego se dirigía hacia Areco y Arrecifes, siendo la posta de Morón su primera parada de abastecimiento de comidas, caballos, descanso y encomendación a Nuestra Señora, rogándole un Buen Viaje. Contaba el camino hacia Chile y Perú en el siglo XVIII con las siguientes postas en la provincia de Buenos Aires: Cañada de Morón, Cañada de Escobar, Cañada de la Cruz, Areco, Chacra de Ayala, Arrecifes, Fontezuelas, Arroyo de Ramallo y Arroyo del Medio.

Los caminos y postas establecidos fueron motivo de control por los guardias de Blandengues en su tenaz lucha frente al contrabando. Por vía terrestre se destacó la guardia junto al río Luján (también favorecida por ser lugar de registro de carretas desde 1663).

Por vía fluvial, el actualmente intransitable río Reconquista era recorrido por una guardia costera que vigilaba particularmente el tráfico en las islas del Paraná y los pueblos aledaños al río.

De Buenos Aires, cuatro caminos salían rumbo al interior del virreinato: desde el oeste, eran dos que luego se bifurcaban más adelante, uno se dirigía hacia Mendoza (actual ruta nacional Nº 7) y el otro con dirección norte (actual ruta nacional Nº 8 ) entroncada con el viejo Camino del Inca, que conducía al Perú.

Un tercero, desde el norte se dirigía hacia el Paraguay, bordeando las costas del Paraná, y finalmente, desde el sur, el peligroso camino que conducía a Magdalena y a Chascomús.

En el oeste, el camino viejo y el nuevo eran el rumbo con que la pequeña ciudad colonial se abría paso desde los Corrales de Miserere hacia el interior, en busca tanto de Cuyo, el Litoral, como del Tucumán y el Alto Perú.

Las afueras de la ciudad contaban con una actividad quintera abastecedora del centro urbanizado que fue intensa y se concentró principalmente en dirección norte. Merlo y posteriormente Morón se convertirán a comienzos del siglo XIX en poblamientos de alguna importancia, fundamentalmente por la gravitación de sus respectivas postas.

Estos caminos tenían una circulación marcada por la entrada y salida de tropas de carretas que realizaban el tráfico entre Buenos Aires y el interior, al que se sumaba la producción de las chacras trigueras. Posteriormente, a mediados del siglo XIX, se establecerá un tráfico hortícola de cierta importancia.

Dos medidas, la del 5 de setiembre de 1715, por el gobernador de Buenos Aires, Baltasar García Ros, quien expidió un bando estableciendo normas para el despacho de chasquis y el proyecto de establecer correos ordinarios en las provincias del Río de la Plata, Paraguay y Reino de Chile –por bando del 31 de diciembre de 1717 de Francisco Antonio Martínez de Salas. El primer itinerario más completo hasta la fecha, de Buenos Aires al norte y al Perú, es el que en 1717 deja Cipriano de Herrera y Loyaga, quien después fuera presidente de la Real Audiencia de Charcas. En él se detallan las etapas del camino y sus poblaciones.

Un primer camino, luego conocido como Camino Viejo, se dirigía desde Buenos Aires hacia Córdoba. Salía de la ciudad hacia San Isidro, cruzaba el río Las Conchas en el Paso Morales. En la actualidad, este lugar histórico se encuentra en terrenos pertenecientes a Campo de Mayo en sus límites con la ciudad de Hurlingham. Denominado así desde 1723, se lo consideró como límite entre los partidos de Morón y San Isidro y se conectaba con la Villa de Morón por la huella de Paso Morales, actual Av. Vergara.

Seguía el camino hacia la localidad de Pilar y luego con sentido norte, remontando el curso del Paraná, llegaba hasta Santa Fe. A la altura del río Carcarañá, torcía un ramal al oeste que se dirigía a Córdoba.

Abandonado a causa de los pantanos próximos al cauce del Río Reconquista, el gobierno de José Martínez de Salazar en 1663 lo cerró oficialmente, obligando a tomar en este tramo el camino nuevo.

Este camino, cuyo trazado oficial se aproxima bastante a la actual Ruta Nacional Nº 8, se unía a la altura de Pilar-San Antonio de Areco, con el proveniente de Morón-Luján. Por su parte, el Camino Nuevo hasta 1810, uno de los dos caminos reales en la zona, seguía con bastante similitud el trazado de la actual avenida Rivadavia. También conocido como camino de macadam, se dirigía hacia Córdoba, provincia del norte, Cuyo, Chile y Perú. Cruzaba la Villa de Morón, primera posta en el camino, y el río de Las Conchas en el Paso del Rey.

Descubierto por Rodrigo Ortiz de Zárate en 1587 y oficializado en 1663, fue tránsito obligado en las incursiones militares contra el malón; derrotero de los prisioneros ingleses luego de las frustradas invasiones en su viaje al confinamiento en las localidades del interior (dando origen involuntariamente a los primeros grupos de colonos ingleses en territorio argentino); varias veces recorridos por los ejércitos libertadores de Belgrano y San Martín; camino de peregrinación a Luján, en busca de la Virgen Gaucha.

Resultaba más corto, transitable por la firmeza del terreno y seguro que el camino viejo, por lo que terminó siendo el preferido mucho antes de su oficialización o del cierre definitivo del camino viejo (por decreto de 1663 y de hecho, en 1760 aproximadamente).

Pero la zona oeste no sólo era transitada por los caminos oficiales sino que otros, de carácter vecinal, irán progresivamente estableciéndose al punto de llegar a desplazar a los anteriores.

Tal es el caso del Camino de Gaona y el Camino de Burgos. El primero comenzaba en el barrio de San José de Flores. En esa localidad estaban radicados los Gaona, cuya capilla fue utilizada provisoriamente cuando se fundó la parroquia de San José de Flores, confirman la existencia de un camino real entre Buenos Aires y los Reinos de Arriba.

Esta destacada familia poseía tierras en Morón y el camino que unía las propiedades de Buenos Aires con Morón conformó un camino vecinal, de carácter privado pero de uso público.

Se menciona el camino de Gaona en la autorización del Cabildo de Buenos Aires a Pedro Márquez a construir un puente en 1771. Este puente de sólida madera y gruesos postes de ñandubay se convertirá rápidamente en el más transitado, ya que permitía el cruce seguro del río de Las Conchas, previo pago del derecho de pontazgo. Este nuevo camino significó un duro golpe para el pueblo de Morón. Se producirá el desplazamiento progresivo en esta zona del camino oficial, el cual tenía la desventaja que el cruce del río en el vado conocido como Paso del Rey, quedaba con frecuencia interrumpido por las crecientes. Por su parte, el Camino de Burgos abarcaba tierras pertenecientes a Francisco Pérez Burgos, nacía en el Riachuelo, en el vado llamado Paso de Burgos, actual Puente Alsina. Subía por Flores, Liniers Ciudadela, Ramos Mejía y luego seguía por la actual avenida Don Bosco. El primer puente construido en 1855 fue arrastrado por la corriente y, vuelto a construir, volvió a caerse. Desde 1812, será considerado como límite entre los partidos de La Matanza y Morón.

Finalmente, en lo que respecta a los caminos del oeste, cabe mencionar el Camino al Palomar, que unía el Camino de Burgos con el Palomar de Caseros. Recorría las actuales calles moronenses de Pueyrredón, Rawson, Florencio Varela y Benjamín Matienzo. Limite entre las localidades de Morón y Haedo, cruzaba el arroyo Morón en cuya intersección se construyó un puesto denominado Puente de Piedra.

Fuente
Archivo Histórico de la Pcia. de Buenos Aires – Hist. de la P. B. A. y formación de sus pueblos – La Plata (1941).
Bravo, Gabino – Reseña histórica del partido de Morón.
Castillo, Ricardo – Los Caminos del oeste – Rev. de Hist. Moronense – Enero (1995)
Efemérides – Patricios de Vuelta de Obligado
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