Cuando Santa Fe da el apoyo a Rosas
luego del pronunciamento de Urquiza
Fue a partir del Pronunciamiento de Justo José de Urquiza contra Rosas el 1º de mayo de 1851, que en distintas provincias argentinas tuvieron lugar espontáneas manifestaciones en repudio de aquél y en apoyo incondicional a la política del Restaurador de las Leyes. Un de ellas aconteció en la provincia de Santa Fe el 2 de julio de 1851, de acuerdo al detalle brindado por el periódico oribista Defensor de la Independencia Americana, páginas 3 y 4, en su edición Nº 591 del 5 de julio de ese mismo año.
A este tipo de sucesos, que se reiteraron en otros puntos de la Confederación Argentina en esos meses previos a Caseros, hubieron de agregárseles la creación de cintillos punzó con leyendas oprobiosas hacia el entrerriano y funciones de teatro en donde, sin más, se lo vituperaba y trataba como lo que había sido a partir de aquel 1º de mayo: un salvaje traidor loco unitario.
Veamos lo que aquella nota señalaba de tan álgido momento político en donde la patria comenzaba a virar de un estado soberano a otro de total dependencia:
Noche del 2 en Santa Fe
Estalló al cabo con sus sentimientos el pueblo santafecino; en la noche del dos del corriente ha consignado todo él un nuevo y fecundo acontecimiento que revelará eternamente y sin réplica cuanta es su decisión por la causa de los pueblos, cuanto su afecto al Inmortal Americano que los dignifica, cuanto su respeto por el benemérito, sabio y leal Gobierno de la Provincia.
El entusiasmo característico á todas las clases de la sociedad en esta patria clásica de amor á la libertad, esperaba ansioso hacía muchos días, un instante aparente, y en el que, salvos los diques que le imponían las consideraciones por el estado de atraso en la salud de su primer Magistrado, pudiera entregarse con todo su ardimiento á la manifestación popular, espontánea, decidida y unísona, con que al fin ha prorrumpido en aquella noche.
Cuanto no es de recomendarse el respeto y moralidad con que cientos de hombres cruzaban á son de marcha las calles de esta ciudad visitando al paso las casas de distinguidos ciudadanos que se plegaban luego al pueblo y se felicitaban entonando el himno de los libres! ¡Cuanto no es de admirar ese mismo respeto, esa misma moralidad añadida á una decisión para la que no se ha necesitado una estudiada convocatoria, o una citación amenazadora! ¡Cuanto no debe prometerse la patria de un pueblo tal! ¡Cuanto no habrá rebozado en satisfacciones el corazón del General Echagüe, cuando á su presencia acorrió ese pueblo! modesto y valiente como el Espartano, decidido y firme como él mismo!
Mucho nos lisonjearía ocuparnos de una prolija digresión sobre los varios actos y verdadero carácter que tuvo la explosión de un gran pueblo durante cinco horas en aquella noche; pero el tiempo nos falta y la pluma no ha de secarse: la barbaridad y la locura se han rebelado contra la sensatez, la causa y voluntad de los pueblos y el Inmortal Rosas! ¡Para tantas otras satisfacciones nos reservamos!!
¡Viva el inmortal Rosas, sublime defensor de los principios americanos, y columna imperturbable en sostenimiento de la Independencia de ambas Repúblicas del Plata!
¡Viva la Confederación Argentina!
¡Vivan todos los Gobiernos leales y consecuentes al gran pacto federal!
¡Vivan los Generales Oribe—Echagüe—López—Benavides—Gutiérrez—Saravia—Navarro—Pacheco—Mancilla!
¡Viva el Gobierno y Pueblo de Córdoba!
¡Muera el infame, salvage unitario; loco traidor Justo Urquiza!
¡Mueran los locos que forman su gabinete!
¡Mueran todos los salvages unitarios locos traidores que se hayan nuevamente rebelado!
¡Piedad para los federales que tienen estos vándalos oprimidos!
Con estas voces se manifestó el pueblo.— Hubo cohetes—hubo música—canto, orden y alegría; pero no hubo embriaguez—Aquí no se ha necesitado de más espíritu que el que tiene cada valiente por temperamento.
Para rescatar del texto anterior, notamos que entre los gritos del pueblo de Santa Fe hubo una recordación para el Pacto Federal de 1831 (¡Vivan todos los Gobiernos leales y consecuentes al gran pacto federal!), uno de los puntapiés de la futura Constitución Nacional sancionada en 1853. También, válido es el recuerdo dispensado hacia el desaparecido brigadier general Estanislao López y los milicianos y soldados federales que, habiendo luchado por la causa federal bajo las órdenes del general Urquiza, al pronunciamiento de éste fueron obligados, so pena de muerte, a servirle hasta el día de la batalla de Caseros, el 3 de febrero de 1852 (¡Piedad para los federales que tienen estos vándalos oprimidos!).
Y en la voz ¡Mueran todos los salvages unitarios locos traidores que se hayan nuevamente rebelado!, se aludía a los enemigos del Restaurador que luego de haber sido vencidos en los campos de batalla entre 1829 y 1850 regresaban con nuevos bríos al amparo de Justo José de Urquiza, como los generales Aráoz de Lamadrid y José María Paz, entre otros.